Hoy en día es habitual que todos tengamos internet en nuestra casa y lo más normal es que dispongamos de WiFi para repartirlo por toda la vivienda de manera inalámbrica. Pero como en casi todo, están los «listillos» que quieren ahorrarse el dinero conectándose a un WiFi ajeno. Tener demasiados dispositivos conectados a un mismo WiFi puede provocar que navegar por internet sea más lento de lo que debería ser, por no hablar del riesgo que esto entraña, ya que dependiendo del caso, se puede acceder a los datos de nuestros dispositivos, insertar códigos espía, o cometer delitos en la red, de los cuales seremos los principales sospechosos en el momento en que se abriese una investigación
En este artículo os vamos a explicar los tipos de cifrado que hay para proteger nuestro WiFi.
Ante todo lo que no debemos hacer es tener nuestro WiFi sin cifrado, ya que esto significa que está abierto a todos los usuarios por lo que cualquiera podrá conectarse a nuestra red sin necesidad de introducir ninguna contraseña. Pero el tener contraseña no quiere decir que nadie pueda hackearla. Es por ello por lo que hay que elegir un buen cifrado de la misma. A continuación os explico los diferentes tipos de cifrado:
WEP.
Este fue el primer cifrado que empezó a utilizarse hace ya algunos años. Este cifrado ya no es aconsejable, debido a su debilidad es muy fácil de piratear y se pueden conseguir las claves en pocos minutos.
WPA.
El cifrado WPA es la evolución del cifrado WEP. Este cifrado se creó para corregir las debilidades del citado anteriormente. Se suele utilizar en lugares donde más de un usuario se conecta a un mismo WiFi, para así todos conectarse con la misma contraseña.
WPA2.
Es el cifrado más recomendable de todos. Es la evolución del WPA en el cual se mejora tanto la seguridad como el rendimiento de las redes inalámbricas. Averiguar una contraseña con este cifrado es mucho más difícil que con el cifrado WEP.
A todo ello, hay que sumar la elección de una buena clave de encriptación. Son recomendables claves de más de 12 dígitos en las que se haga uso de la mayor variedad de caracteres aleatorios que se os ocurra, evitando palabras del diccionario. Lo ideal es que nuestra contraseña incluya números, letras mayúsculas, minúsculas y símbolos.
Además, siempre es recomendable cambiar la clave que trae por defecto el router. Cuando nos llega nuestro router, éste ya dispone de una clave wifi por defecto, que solemos encontrar en una pegatina en la base del mismo. Viene asignada de fábrica y en muchos modelos, el patrón que siguen es de sobra conocido por estos personajillos.
En conclusión, debemos elegir siempre un cifrado WPA2, evitando siempre el cifrado WEP e introduciendo claves complejas, que sean lo menos legibles posible. Sólo de esta manera nos aseguraremos de estar protegidos contra un ataque.